La bocca mi bacció tutto tremante…
Sobre la falda tenía
el libro abierto,
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros;
no veíamos las letras
ninguno, creo,
y, sin embargo, guardábamos
hondo silencio.
¿Cuánto duró? Ni aun entonces
pude saberlo.
Sólo sé que no se oía
más que el aliento,
que apresurado escapaba
del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
los dos a un tiempo
y nuestros ojos se hallaron
y sonó un beso.
…………………………
Creación de Dante era el libro,
era su «Infierno».
Cuando a él bajamos los ojos
yo dije trémulo:
—¿Comprendes ya que un poema
cabe en un verso?
Y ella respondió encendida:
—¡Ya lo comprendo!
*Nota: En la versión manuscrita del Libro de los gorriones Bécquer le asignó a esta rima el lugar Nº 53. Posteriormente, en la edición póstuma de 1871 se la clasificó como Rima XXIX, que es como tradicionalmente se la conoce.