Haroldo Conti: El último
Un buen día me hice un vago. Así como lo oyen. No sé cuándo empezó pero aquí me tienen, tumbado a un costado del camino esperando que pase un camión
Un buen día me hice un vago. Así como lo oyen. No sé cuándo empezó pero aquí me tienen, tumbado a un costado del camino esperando que pase un camión
A mi madre, doña Petrolina Lombardi de Conti, y a la ciudad de Chacabuco, mi pueblo. Ciruelo de mi puerta, si no volviese yo, la primavera siempre volverá. Tú, florece.