Luis Enrique Délano: Las manos
BIEN puedo decir que cada vez aquella niña se me entraba más adentro en el corazón. Insensiblemente iba yo dejando mis ratos de alegría para cuando estuviera a su lado,
BIEN puedo decir que cada vez aquella niña se me entraba más adentro en el corazón. Insensiblemente iba yo dejando mis ratos de alegría para cuando estuviera a su lado,
YA LOS PRESOS de aquella cárcel conocían bien la figura alta y móvil de la chiquilla. Por entre las rejas de fierro la veían pasar a medio día, al atardecer,