Teresa Wilms Montt: A la vera del brasero
Frente a mi incensario que deja escapar por las bocas de bronce el humo del sándalo, me he puesto a recordar… Este humo, perfumado y azul, evoca mi juventud a
Frente a mi incensario que deja escapar por las bocas de bronce el humo del sándalo, me he puesto a recordar… Este humo, perfumado y azul, evoca mi juventud a
¡Caperucita Roja! ¡Pobre muñeca rubia, cuya historia tanto hemos escuchado sin penetrar nunca la tragedia de su alma de flor! Como ustedes saben, Caperucita era buena, pero curiosa. Amó demasiado
Job, era el nombre de un modesto pollino que tenía por exclusiva tarea, llevar, desde el trillo al granero, las alforjas repletas de rubio trigo. Estaba viejo el pobre Job.
Mi muñeca, fea, desgarbada y triste, es una figura soñada bajo la influencia del hachís. Es de esas muñecas, que arrancan de los labios infantiles una risa acariciadora, y el