Emma Zunz, un cuento de Jorge Luis Borges incluido en la colección El Aleph (1949), narra la historia de una joven trabajadora cuya vida cambia drásticamente cuando recibe la noticia de la muerte de su padre, acusado años atrás de un delito que no cometió. Convencida de que el verdadero culpable es Aarón Loewenthal, dueño de la fábrica donde trabaja, Emma elabora un meticuloso plan para vengar la injusticia sufrida por su familia.
Advertencia
El resumen y análisis que ofrecemos a continuación es sólo una semblanza y una de las múltiples lecturas posibles que ofrece el texto. De ningún modo pretende sustituir la experiencia de leer la obra en su integridad.
Resumen del cuento Emma Zunz de Jorge Luis Borges
Emma Zunz es una joven trabajadora de una fábrica textil que, el 14 de enero de 1922, recibe una carta desde Brasil en la que se le notifica la muerte de su padre, Manuel Maier (anteriormente conocido como Emanuel Zunz). En la carta se menciona que el hombre, que había vivido años en el exilio tras ser acusado de desfalco, se suicidó tras ingerir una sobredosis de veronal. La noticia desencadena en Emma una serie de emociones y recuerdos que la transportan a su pasado familiar: los veranos en Gualeguay, la casa de Lanús que perdieron y, especialmente, la última noche que vio a su padre, cuando este le confesó que Aaron Loewenthal, antiguo gerente y ahora dueño de la fábrica donde Emma trabaja, era el verdadero responsable del desfalco por el cual su padre había sido acusado.
Durante seis años, Emma había guardado este secreto sin compartirlo con nadie, ni siquiera con su mejor amiga, Elsa Urstein. El conocimiento de esta verdad le otorgaba un poder sobre Loewenthal, quien ignoraba que ella estaba al tanto de su culpabilidad. Al recibir la noticia de la muerte de su padre, concibe un meticuloso plan de venganza.
El día siguiente, un viernes, Emma sigue con su rutina habitual para no levantar sospechas: trabaja en la fábrica, se manifiesta contra una posible huelga, visita un club de mujeres con su amiga Elsa y participa en conversaciones cotidianas sobre cine y novios, tema este último que le resulta incómodo debido a su temor patológico hacia los hombres.
El sábado, día elegido para llevar a cabo su plan, Emma da los pasos necesarios de manera fría y calculada. Llama a Loewenthal para informarle sobre la huelga y acuerda reunirse con él al anochecer. Antes de este encuentro, Emma se dirige al puerto y, tras dudar entre varios marineros del barco Nordstjärnan, elige deliberadamente a uno que le resulta desagradable para mantener relaciones sexuales. Este acto forma parte de su plan: crear una historia creíble de violación que posteriormente justificaría sus acciones contra Loewenthal.
Finalmente, Emma se dirige a la fábrica donde sabe que Loewenthal se encuentra solo. Siguiendo el plan, logra que él salga momentáneamente de la habitación con el pretexto de buscar agua. En su ausencia, Emma toma el revólver que sabe que Loewenthal guarda en su mesa de trabajo. Cuando él regresa, ella le dispara tres veces, matándolo.
La historia concluye con Emma llamando a la policía y denunciando que Loewenthal la había citado con pretextos laborales, abusó de ella y que, en defensa propia, lo mató. Su relato, aunque falso en los detalles específicos, contiene elementos de verdad: el odio, el ultraje sufrido (aunque no por parte de Loewenthal) y su deseo de venganza. Esta mezcla de verdades y mentiras hace que su historia sea creíble para todos y que consiga su venganza sin sufrir consecuencias legales.
Personajes de Emma Zunz de Jorge Luis Borges
Emma Zunz es el personaje central de la narración. Es una joven de dieciocho años que trabaja en una fábrica textil. Su caracterización psicológica revela una personalidad compleja: por un lado, muestra una timidez y un temor casi patológicos hacia los hombres, pero, por otro, demuestra una determinación férrea a la hora de planear y ejecutar su venganza. El narrador nos presenta a una Emma metódica y reservada que ha guardado en secreto durante seis años la confesión de su padre. Su transformación a lo largo del relato es significativa: pasa de ser una joven trabajadora aparentemente común a convertirse en la ejecutora de un plan de venganza elaborado, en el que manipula la verdad para lograr su objetivo de justicia.
Aarón Loewenthal se presenta como el antagonista de la historia. El narrador lo describe como un hombre serio para el público en general y avaro para sus íntimos. Su caracterización física es precisa: «calvo, corpulento, enlutado, de quevedos ahumados y barba rubia». Su personalidad se revela a través de detalles significativos: vive solo en los altos de la fábrica, tiene miedo a los ladrones y tiene un perro guardián y un revólver. Su religiosidad se describe como transaccional, creyendo tener «un pacto secreto con el Señor que lo eximía de obrar bien, a trueque de oraciones y devociones». Su ascenso de gerente a dueño de la fábrica, posterior al desfalco del que acusaron al padre de Emma, sugiere su culpabilidad en los hechos.
Entre los personajes secundarios, destaca Elsa Urstein, la mejor amiga de Emma, quien, sin saberlo, sirve como testigo involuntario de la aparente normalidad que Emma mantiene en los días previos al asesinato. Su presencia en el relato ayuda a establecer la vida cotidiana de Emma y resalta el peso del secreto que la protagonista ha guardado durante años.
Aunque físicamente ausente en el presente de la narración, Emanuel Zunz, el padre de Emma, es una figura central que impulsa toda la acción. Su presencia perdura a través de los recuerdos de Emma: primero como el padre de los «días felices», asociado a los veranos en Gualeguay, y luego como el hombre deshonrado, acusado de un desfalco que, según su última confesión a Emma, no cometió. Su suicidio en Brasil, comunicado a través de una carta, desencadena los acontecimientos de la historia.
El marinero del Nordstjärnan, aunque apenas es descrito, cumple un papel crucial en el plan de Emma. Su elección específica por parte de Emma —«quizá más bajo que ella y grosero»— es deliberada para mantener «la pureza del horror». Este personaje, que ni siquiera habla español, se convierte en una pieza fundamental del plan de Emma.
Análisis del cuento Emma Zunz de Jorge Luis Borges
Emma Zunz es un relato que, en su aparente simplicidad, despliega una profundidad moral, psicológica y filosófica que lo convierte en una de las obras más fascinantes de Jorge Luis Borges. El cuento se sitúa en un escenario contemporáneo para el autor: Buenos Aires en la década de 1920, un espacio que combina lo anodino de la vida cotidiana con la tensión latente de una tragedia personal. Este contraste entre lo común y lo excepcional se refleja tanto en los lugares descritos —la fábrica, el puerto, la oficina de Aarón Loewenthal— como en las acciones de Emma, que transforman lo ordinario en un escenario para su venganza.
El narrador es omnisciente, pero adopta un tono distante y analítico, casi como un testigo que observa los hechos con precisión quirúrgica y sin emitir juicios. Este enfoque no solo subraya la objetividad de la narración, sino que también invita al lector a completar los vacíos emocionales y éticos, y a explorar las implicaciones de las decisiones de Emma. La voz narrativa nunca se involucra emocionalmente, lo que contrasta con la intensidad de las experiencias que describe y permite al lector contemplarlas desde una perspectiva más reflexiva y menos visceral.
El cuento aborda temas profundamente humanos como la justicia, la venganza y la verdad, y cuestiona constantemente los límites entre estos conceptos. Emma actúa en busca de justicia por la muerte y la deshonra de su padre, pero el camino que elige está impregnado de mentira y manipulación. Su relato a la policía, falso en los hechos que describe, pero verdadero en esencia, pone de manifiesto cómo la narrativa puede moldear la percepción de la realidad. Borges parece sugerir que la verdad no es un absoluto, sino algo condicionado por el contexto, las emociones y las intenciones de quienes la expresan.
El estilo de Borges en Emma Zunz es característicamente sobrio y preciso. Su economía de palabras no resta profundidad a la historia, sino que amplifica su impacto al dejar espacio para la interpretación del lector. Los detalles significativos, como la rutina diaria de Emma o su sacrificio personal, están cuidadosamente elegidos para crear una atmósfera de tensión y propósito. El tono es frío, casi clínico, y el ritmo, deliberado, lo que refuerza la sensación de inevitabilidad que impregna el relato desde el primer párrafo hasta su resolución final.
Una de las técnicas más notables que emplea Borges en este cuento es la elipsis. Los momentos más cruciales, como el encuentro de Emma con el marinero o el asesinato de Loewenthal, no se describen con detalle, sino que se presentan de manera fragmentada o indirecta. Este recurso refuerza la atmósfera de irrealidad que impregna la narrativa y hace que la participación del lector en la historia sea activa, ya que es él quien debe imaginar los vacíos. La estructura lineal y la atención al detalle cotidiano contrastan también con los momentos de violencia y desesperación, acentuando su impacto emocional.
En términos interpretativos, Emma Zunz plantea preguntas inquietantes sobre el precio de la justicia y la legitimidad de los medios para alcanzarla. Emma actúa movida por un sentido del deber hacia su padre y por la necesidad de restaurar el equilibrio moral de su mundo, pero en el proceso sacrifica su propia inocencia y humanidad. La dualidad entre el sacrificio personal y la búsqueda de justicia pone de manifiesto la complejidad ética de sus acciones. Borges, lejos de dar respuestas definitivas, deja abierta la interpretación y permite que el lector se confronte con sus propias ideas sobre la verdad y la moralidad.