Jorge Luis Borges: La muerte y la brújula. Resumen y análisis

Jorge Luis Borges - La muerte y la brújula. Resumen y análisis

La muerte y la brújula, escrito por Jorge Luis Borges en 1942, es un relato policial cargado de simbolismo. El detective Erik Lönnrot investiga una serie de asesinatos conectados por un patrón cabalístico. Su obsesión por la lógica le lleva a interpretar una serie de pistas en busca de la resolución del misterio. A medida que descifra las muertes, el lector se sumerge en un laberinto de conceptos místicos y misteriosos. Con ingenio y una estructura única, Borges reflexiona sobre la lógica, el azar y los límites del conocimiento humano.

Jorge Luis Borges - La muerte y la brújula. Resumen y análisis

Advertencia

El resumen y análisis que ofrecemos a continuación es sólo una semblanza y una de las múltiples lecturas posibles que ofrece el texto. De ningún modo pretende sustituir la experiencia de leer la obra en su integridad.

Resumen de La muerte y la brújula de Jorge Luis Borges

El detective Erik Lönnrot, célebre por su habilidad deductiva, se enfrenta a una serie de asesinatos que parecen seguir un enigmático patrón. El primero se produce el 3 de diciembre, cuando encuentran asesinado a Marcelo Yarmolinsky, un erudito judío, en su habitación del Hôtel du Nord. Sobre su máquina de escribir hay una misteriosa frase: «La primera letra del Nombre ha sido articulada». Mientras el comisario Treviranus considera que se trata de un simple robo, Lönnrot sospecha que el crimen está vinculado a la cábala y al Nombre secreto de Dios, conocido por su poder místico.

El 3 de enero se comete un segundo asesinato. En un suburbio desolado, Daniel Azevedo, un traidor con antecedentes penales, aparece muerto frente a una antigua pinturería. En la pared se lee: «La segunda letra del Nombre ha sido articulada». Lönnrot empieza a identificar un patrón en las fechas y los lugares de los crímenes, lo que refuerza su teoría de que existe una conexión simbólica.

El 3 de febrero se comete el tercer crimen. Un hombre llamado Ginzberg desaparece tras encontrarse con dos arlequines disfrazados en una taberna. En el lugar del crimen aparece otra inscripción: «La última de las letras del Nombre ha sido articulada». Sin embargo, este asesinato resulta ser un señuelo diseñado para engañar a la policía y, en particular, a Lönnrot.

Días después, Lönnrot recibe un plano de la ciudad que muestra cómo los lugares de los crímenes forman un triángulo equilátero. Siguiendo su intuición, deduce que los asesinos planean cometer un cuarto crimen para formar una figura perfecta: un rombo. Identifica el lugar probable como la desolada quinta de Triste-le-Roy, ubicada al sur.

Convencido de que ha resuelto el misterio, Lönnrot decide acudir solo a la quinta. Allí encuentra una casa laberíntica y simétrica, llena de ecos y sombras. Mientras explora el lugar, es emboscado por Red Scharlach, un criminal que buscaba vengarse de Lönnrot por haber arrestado a su hermano años atrás. Scharlach confiesa que toda la serie de crímenes fue un elaborado plan para atraer a Lönnrot a ese lugar.

Scharlach explica cómo, a partir de un robo fallido (como había supuesto inicialmente Treviranus), manipuló el resto de los asesinatos para que Lönnrot creyera que se trataba de un esquema cabalístico, para lo cual utilizó la erudición de Yarmolinsky, la muerte de Azevedo y el simulacro de Ginzberg. Finalmente, cierra su trampa en Triste-le-Roy, el lugar predestinado donde ejecuta su venganza.

En sus últimos momentos, Lönnrot reflexiona sobre el laberinto simbólico que lo condujo a su destino y, con cierta ironía, le propone a Scharlach un «laberinto más simple» para un próximo enfrentamiento en otro tiempo. Scharlach, imperturbable, dispara y pone fin a la vida del detective.

El cuento concluye como un intrincado rompecabezas donde la obsesión de Lönnrot por el orden y la simetría se convierte en su perdición, al quedar atrapado en un juego de lógica que finalmente resulta ser su laberinto mortal.

Personajes de La muerte y la brújula de Jorge Luis Borges

El protagonista del relato es Erik Lönnrot, un detective obsesionado con la lógica y la simetría. Su personalidad está marcada por su creencia de que, incluso en su caos aparente, el universo sigue un orden racional que puede ser descifrado. Esta perspectiva lo lleva a abordar los crímenes con una actitud intelectualista y distante, buscando explicaciones complejas que van más allá de lo evidente. Aunque su razonamiento es brillante, Lönnrot carece de pragmatismo y subestima las motivaciones humanas y el azar, lo que hace que su enemigo lo utilice para su propio beneficio. Su arrogancia intelectual, reflejada en su preferencia por las explicaciones «interesantes», hace que ignore las advertencias de Treviranus, lo que contribuye a su trágico destino. Al final, su confianza en el poder de la razón lo atrapa en el laberinto de Red Scharlach, lo que evidencia que su afán por el orden lo lleva a su perdición.

Red Scharlach, también conocido como Scharlach el Dandy, es el antagonista y artífice de la intrincada trama que culmina con la muerte de Lönnrot. Es un criminal astuto y meticuloso, impulsado por un odio profundo hacia el detective, ya que fue él quien causó la captura de su hermano. Scharlach personifica la venganza y la manipulación, y utiliza el intelecto de Lönnrot en su contra al diseñar un «laberinto» de crímenes y pistas falsas que juegan con la obsesión del detective por la simetría. En su monólogo final, no solo se revela su ingenio, sino también una melancolía subyacente; su venganza es tanto un triunfo como un acto de desesperación. Scharlach es el opuesto perfecto de Lönnrot: mientras este busca el orden, aquel encuentra placer en el caos controlado.

El comisario Treviranus representa el enfoque pragmático y directo para resolver crímenes, en contraste con la intrincada erudición de Lönnrot. Treviranus es un hombre práctico, interesado únicamente en capturar al asesino, sin preocuparse por los detalles teóricos o simbólicos. Aunque sus hipótesis suelen ser simplistas, su actitud realista lo mantiene alejado de los peligros en los que Lönnrot se sumerge voluntariamente. Al final del cuento se reivindica el enfoque de Treviranus cuando Scharlach revela que, tal como predijo el comisario, el primer homicidio había sido el fruto de un robo fallido.

Marcelo Yarmolinsky, la primera víctima, es un erudito judío cuya muerte desencadena una serie de eventos en el cuento. Aunque aparece brevemente, su obra y sus estudios sobre la cábala y el Nombre secreto de Dios sirven de punto de partida para las conjeturas de Lönnrot. Yarmolinsky simboliza el conocimiento oculto y las tradiciones místicas que capturan la imaginación del detective, pero también se convierte en una pieza manipulada por Scharlach para construir su engaño.

Daniel Azevedo es la segunda víctima, un hombre con un pasado criminal que sirve a los propósitos de Scharlach. Azevedo es presentado como un traidor y un oportunista, cuya muerte no solo elimina posibles amenazas para Scharlach, sino que también contribuye a crear la apariencia de un patrón ritual en los crímenes. Su vida y muerte resaltan el trasfondo violento de los bajos mundos que Lönnrot ignora en su búsqueda intelectual.

Ginzberg-Gryphius, el supuesto tercer asesinado, es en realidad una creación de Scharlach para engañar a la policía. Su falsa desaparición y el simulacro de crimen refuerzan el misterio y consolidan la idea de un patrón ritual, desviando la atención de la verdadera intención detrás de los asesinatos. Este personaje ficticio refleja la habilidad de Scharlach para crear narrativas convincentes que incluso manipulan a un detective tan perspicaz como Lönnrot.

Análisis de La muerte y la brújula de Jorge Luis Borges

La muerte y la brújula es un cuento que aparenta ser una historia policial, pero bajo esa superficie se esconde una profunda reflexión sobre la obsesión por el conocimiento, el poder del azar y la fragilidad de nuestras creencias en un mundo ordenado. Su protagonista, Erik Lönnrot, es un detective que confía ciegamente en la lógica para resolver los misterios a los que se enfrenta, pero esta misma confianza lo lleva a un desenlace trágico.

Lönnrot está convencido de que todo en el universo responde a patrones perfectos y de que, con suficiente intelecto, cualquier enigma puede resolverse. Frente a una serie de asesinatos que parecen seguir un esquema cabalístico, Lönnrot aplica su razonamiento deductivo para descifrar el misterio. Pero no comprende que está atrapado en un juego diseñado específicamente para explotarlo: cada pista, cada crimen y cada elemento de la trama han sido calculados por su enemigo, Red Scharlach, para conducirlo a su perdición.

El relato juega con el concepto del laberinto, una metáfora recurrente en la obra de Borges. Sin embargo, este no es un laberinto físico, lleno de muros y pasillos, sino un laberinto conceptual, construido con símbolos, fechas y geometrías. Lönnrot cree estar desenredando este laberinto con su lógica impecable, pero en realidad está siendo conducido deliberadamente hacia una trampa. El laberinto representa aquí el destino ineludible y, al mismo tiempo, la trampa de la racionalidad excesiva. Por más que el detective crea tener el control, su confianza en su capacidad intelectual lo convierte en un peón dentro del juego de Scharlach.

La figura de Red Scharlach, el villano del cuento, es tan fascinante como la de Lönnrot. Scharlach no solo busca vengar el encarcelamiento de su hermano, sino también humillar al detective utilizando su propio método de pensamiento contra él. En su monólogo final, Scharlach describe con detalle su plan, dejando claro que cada asesinato y cada pista formaron parte de una trampa para atraer a Lönnrot al lugar y momento exactos en los que sería asesinado. Pero Scharlach es más que un antagonista: es un reflejo de Lönnrot, dos figuras obsesionadas, una con la venganza y otra con el conocimiento. Esta simetría entre los personajes recuerda a otras parejas clásicas de la literatura de misterio, como Sherlock Holmes y su némesis, el profesor Moriarty.

El uso de la cábala y los elementos místicos en el cuento añade una capa extra de complejidad a la historia. Los asesinatos parecen estar relacionados con el Nombre de Dios y su representación en cuatro letras (JHVH), lo que lleva a Lönnrot a interpretaciones abstractas y esotéricas. Sin embargo, esta conexión mística no es más que una fachada creada por Scharlach para manipularlo. Aquí, Borges desafía la tendencia humana a buscar significados profundos incluso en lo que podría parecer sencillo. La obsesión de Lönnrot con los patrones y las explicaciones cabalísticas refleja cómo nuestras creencias pueden hacernos vulnerables a las manipulaciones de los demás.

El desenlace del cuento es devastadoramente simple. Lönnrot, que creía haber resuelto el misterio, descubre que todas las interpretaciones que hizo como señales de un esquema conspirativo eran, en realidad, herramientas de su enemigo para controlarlo. En sus últimos momentos, acepta su destino con una resignación casi filosófica, reconociendo que su razonamiento, aunque brillante, lo condujo directamente a su muerte. Esta conclusión destaca una lección fundamental: incluso el pensamiento más sofisticado puede fallar cuando se enfrenta a la complejidad y el azar del mundo.

Jorge Luis Borges - La muerte y la brújula. Resumen y análisis
  • Autor: Jorge Luis Borges
  • Título: La muerte y la brújula
  • Publicado en: Sur, mayo de 1942
  • Aparece en: Ficciones (1944)

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