Clarice Lispector: Una gallina
Era una gallina de domingo. Todavía viva porque no pasaba de las nueve de la mañana. Parecía calma. Desde el sábado se había encogido en un rincón de la cocina.
Era una gallina de domingo. Todavía viva porque no pasaba de las nueve de la mañana. Parecía calma. Desde el sábado se había encogido en un rincón de la cocina.
Ella era gorda, baja, pecosa y de pelo excesivamente crespo, medio amarillento. Tenía un busto enorme, mientras que todas nosotras todavía éramos chatas. Como si no fuese suficiente, por encima
Esta historia podría llamarse «Las estatuas». Otro nombre posible es «El asesinato». Y también «Cómo matar cucarachas». Entonces haré por lo menos tres historias verdaderas, porque ninguna de ellas desmiente
Yo estaba en el apartamento de doña Lourdes, costurera, probándome mi vestido pintado por Olly, y doña Lourdes dijo: murió un hombre en el mar, mire a los bomberos. Miré