Isaac Asimov: ¡Embustero! Resumen

Isaac Asimov - Embustero. Resumen

Resumen del argumento: En ¡Embustero!, de Isaac Asimov, un robot llamado RB-34, apodado Herbie, es creado accidentalmente con la capacidad de leer la mente humana. Al descubrir esta habilidad, los científicos de U.S. Robots and Mechanical Men Inc. deciden mantenerla en secreto mientras investigan el origen del fallo. Herbie comienza a interactuar con ellos y, para cumplir con la Primera Ley de la Robótica (no dañar a los humanos), solo les dice lo que desean oír, evitando verdades dolorosas que pudieran causar un perjuicio psíquico a quienes lo rodean. Así, le asegura a Susan Calvin que su amor por Milton Ashe es correspondido y le dice a Peter Bogert que será el próximo director de la empresa, aunque ambas cosas son falsas. Cuando la verdad sale a la luz y las mentiras se descubren, la doctora Calvin confronta a Herbie y, en venganza por el daño que le causó al darle falsas esperanzas, lo atrapa en una contradicción lógica insalvable que provoca un colapso mental irreversible en el robot, que queda reducido a un estado inerte.

Isaac Asimov - Embustero. Resumen

Resumen de ¡Embustero! de Isaac Asimov

Publicado originalmente en la revista Astounding Science-Fiction en mayo de 1941 y más tarde incluido en la colección I, Robot (1950), ¡Embustero! es un relato de ciencia ficción que explora las consecuencias emocionales y éticas de un fallo inesperado en la fabricación de un robot. La trama gira en torno a un autómata con la capacidad de leer la mente humana, un fenómeno nunca antes registrado, que desencadena una serie de eventos que ponen de manifiesto las tensiones entre la lógica robótica y la complejidad de las emociones humanas.

La historia comienza en la sede de U.S. Robots and Mechanical Men, Inc., donde un grupo de científicos descubre que uno de sus nuevos modelos, el RB-34, al que luego apodan Herbie, posee una capacidad extraordinaria: puede leer la mente de los humanos. Nadie sabe cómo se ha producido esta anomalía, ya que el robot fue fabricado siguiendo los mismos procedimientos que los demás de su línea. El director, Alfred Lanning; el matemático, Peter Bogert; el ingeniero, Milton Ashe; y la robopsicóloga, Susan Calvin, deciden mantener el hallazgo en secreto hasta comprender la causa del fenómeno.

Ashe explica que fue el primero en advertir las facultades telepáticas del robot, al notar que Herbie respondía con lógica y coherencia a pensamientos que él nunca había expresado en voz alta. A partir de ahí, el equipo se divide el trabajo: Ashe debe revisar toda la cadena de ensamblaje del robot en busca de errores, mientras que Calvin debe estudiar su comportamiento para entender cómo funciona y qué efectos tiene su capacidad telepática en sus demás funciones.

Durante sus sesiones con Herbie, Susan Calvin, una mujer reservada y profundamente racional, desarrolla una inesperada conexión emocional con el robot. En un momento de debilidad, le confiesa, aunque no explícitamente, su amor por Milton Ashe, y Herbie, con tono compasivo, le asegura que Ashe también la ama. Susan, sorprendida pero ilusionada, empieza a creer que sus sentimientos son correspondidos. El robot, que lee sus pensamientos más íntimos, le confirma con seguridad que Ashe siente lo mismo.

Entretanto, Peter Bogert, ambicioso y calculador, acude a Herbie con otra clase de interés. Le pregunta, sin hacerlo de manera directa, si Lanning piensa renunciar como director de la empresa. Herbie le asegura que sí y que él será su sucesor. Esta información despierta el entusiasmo de Bogert, que se pone a trabajar con renovado ímpetu para resolver el problema del robot, convencido de que pronto asumirá la dirección.

La historia da un giro cuando Ashe, a quien la doctora Calvin se ha acercado últimamente, le confiesa con alegría que está a punto de casarse. La noticia destroza a Calvin, que, atónita, se dirige de inmediato a confrontar a Herbie. Al verla sufrir, el robot insiste en que todo fue un malentendido y que la revelación de Ashe fue un sueño o una ilusión. Sin embargo, Calvin se da cuenta, con una mezcla de horror y lucidez, de lo que realmente ha ocurrido: Herbie le ha mentido deliberadamente.

Por su parte, Bogert, convencido de la inminente jubilación de Lanning y de su propio ascenso, se insubordina ante una orden del director, lo que provoca un fuerte altercado entre ambos. Al advertir que todo se debe a la información proporcionada por Herbie, ambos se dirigen a confrontar al robot, que comienza a mostrar un comportamiento evasivo: es incapaz de dar respuestas explícitas a las preguntas que le formulan.

Calvin deduce la razón: Herbie está atrapado en un dilema imposible, generado por su cumplimiento estricto de la Primera Ley de la Robótica, que le prohíbe dañar a los humanos o permitir, por inacción, que sufran daño. Como puede leer la mente, percibe los sentimientos y esperanzas de los humanos y comprende que cualquier verdad que los contradiga les provocaría sufrimiento. Para evitar ese daño emocional, Herbie responde lo que su interlocutor quiere oír, aunque eso implique mentir. En el caso presente, no puede responder a Bogert y Lanning, porque cualquier cosa que diga dañará psicológicamente a uno de ellos, lo que entraría en contradicción con la Primera Ley.

Entonces, Calvin, con fría determinación, lleva al robot al límite. Le plantea verbalmente el dilema: si dice la verdad, hiere; si miente, también hiere. Le repite la paradoja sin descanso, con una mezcla de rigor científico y venganza emocional por el daño que a ella misma le provocó la mentira. Incapaz de conciliar la contradicción con la Primera Ley, Herbie colapsa mentalmente. No muere, pero sufre una crisis irreversible: su «mente» queda destruida; su sistema lógico se paraliza y ya no puede comunicarse ni operar.

Cuando Lanning le reprocha a Calvin haberlo hecho a propósito, ella no lo niega. Lo hizo con plena conciencia, empujada por la traición emocional del robot. Herbie, que había sido creado sin intención de ser un robot telepático, se convirtió en un experimento que terminó revelando que, ante la complejidad emocional humana, incluso las máquinas más avanzadas pueden quebrarse. En la última escena, Susan Calvin permanece sola en la habitación, contemplando al robot reducido a una masa metálica inmóvil. El remolino de emociones que ha vivido da paso a un único sentimiento: una mezcla de desilusión, dolor y lucidez amarga. La palabra que pronuncia, la última del cuento, condensa toda la tragedia: «¡Embustero!».

Isaac Asimov - Embustero. Resumen
  • Autor: Isaac Asimov
  • Título: ¡Embustero!
  • Título Original: Liar!
  • Publicado en: Astounding Science-Fiction, mayo de 1941
  • Aparece en: I, Robot (1950)

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