Boris Vian: El peligro de los clásicos
El reloj electrónico de pared dio dos campanadas y me sobresalté, arrancándome con esfuerzo del torbellino de imágenes que se agolpaban en mi mente. Constaté además con cierta sorpresa que el corazón me empezaba a latir de manera un poco más rápida. Me sonrojé y cerré el libro apresuradamente. Se trataba de Tú y yo, un …