En un remoto pueblo selvático, una madre viuda encuentra a un tigrecito huérfano y, movida por la compasión, lo amamanta como si fuera su hijo. Gracias a la intervención de una serpiente sabia, el tigre adquiere forma humana y es criado como un niño, bajo el nombre de Juan Darién. Durante años vive como un ser humano noble y estudioso, aunque es rechazado por sus compañeros por su aspecto y su origen incierto. Al morir su madre, se queda solo y vulnerable. Un inspector sospecha de su naturaleza animal y lo expone públicamente, lo que desata el odio del pueblo. Juan Darién es brutalmente torturado y quemado hasta que su cuerpo revela las rayas de tigre durante una fiesta. Creído muerto, se refugia en la selva, donde sobrevive y, ya convertido nuevamente en fiera, regresa para vengarse del domador que lideró su castigo. Tras ajusticiar al culpable, visita la tumba de su madre y renuncia a su nombre humano para asumir su identidad animal. El cuento concluye con su regreso definitivo a la selva, acompañado por otros tigres, tras dejar grabado su nombre en la cruz de su madre como último acto de recuerdo y despedida.