Resumen del argumento: en «Paso del Norte», un hombre empobrecido tras haber fracasado en su negocio de venta de puercos decide emigrar al Norte en busca de trabajo para alimentar a su esposa y sus cinco hijos. Antes de partir, visita a su padre para pedirle que cuide de su familia, pero la conversación se convierte en un intercambio de reproches por una vida de abandono, pobreza y rencores familiares. El hijo emprende finalmente el viaje y, tras ser guiado por contactos hasta la frontera, intenta cruzar el río hacia Estados Unidos junto a otros migrantes, pero son emboscados por disparos en la oscuridad. Aunque heridos, él y su amigo Estanislado logran salir del agua, pero este último muere poco después. Maltrecho y derrotado, el protagonista es devuelto a México. Al regresar al pueblo, su padre le informa con frialdad de que su mujer lo ha abandonado por un arriero y de que vendió la casa para pagar los gastos de los nietos. Sin familia ni hogar, el hombre se resigna a comenzar de nuevo y parte en busca de su mujer. El cuento retrata la desolación del migrante, el fracaso del sueño del Norte y la ruptura de los lazos familiares en medio de la miseria.

Advertencia
El resumen y análisis que ofrecemos a continuación es sólo una semblanza y una de las múltiples lecturas posibles que ofrece el texto. De ningún modo pretende sustituir la experiencia de leer la obra en su integridad.
Resumen de Paso del Norte, de Juan Rulfo.
El cuento «Paso del Norte», de Juan Rulfo, relata, a través de un extenso diálogo entre un hijo y su padre, la historia de un hombre desesperado por la pobreza que decide emigrar al Norte, a Estados Unidos, en busca de una vida mejor, pero regresa derrotado, herido y sin nada, enfrentándose a una realidad aún más dura y desgarradora que la que dejó atrás. El relato se estructura en dos planos: el diálogo entre padre e hijo, lleno de reproches y desengaños, y la narración del hijo sobre su fallido intento de cruzar la frontera hacia Estados Unidos.
La historia comienza cuando el hijo visita a su padre para comunicarle su decisión de irse «pa’l Norte». La conversación entre ambos se convierte rápidamente en una discusión. El hijo le explica que ya no puede vivir de la venta de puercos, que hay hambre, que la situación económica es insostenible y que necesita buscarse la vida de otra manera. El padre se muestra distante, sarcástico y reacio a ayudar. Rechaza la petición de su hijo de hacerse cargo de su nuera y sus nietos mientras él intenta buscar fortuna en el Norte. Ambos se reprochan viejas heridas: el hijo acusa al padre de no haberlo guiado ni ayudado en la vida, de haberlo lanzado a la calle sin enseñarle siquiera el oficio que él manejaba. El padre, por su parte, le recuerda que ya es un hombre hecho y derecho y que debe arreglárselas solo, como él siempre lo ha hecho.
A pesar de la resistencia inicial, el padre termina aceptando cuidar de la familia de su hijo. Este le promete que volverá pronto con dinero y que solo necesita una oportunidad para salir adelante. Se despide esperanzado, dejando atrás a su familia con la idea de regresar en mejores condiciones económicas.
Entonces, el relato cambia de tono y de escenario, y se traslada a la experiencia del hijo en su intento por cruzar la frontera. A través del relato que hace al padre, conocemos lo que ocurrió durante su travesía. Primero, el hijo se traslada de su pueblo a la ciudad, donde le indican que busque a un contacto en Ciudad Juárez. Este contacto le promete ayudarlo a cruzar la frontera y le da un papel con instrucciones y una supuesta contrata de trabajo para ir a Oregón a cosechar manzanas o trabajar en el tendido de vías del tren. El hijo paga por este servicio, lleno de ilusión por el futuro que le espera.
Sin embargo, al llegar al río que separa México de Estados Unidos, todo se arruina trágicamente. Mientras cruzaban de noche, ocultos y guiados por linternas, son emboscados y atacados a balazos. El hijo narra cómo las balas comenzaron a zumbar y a matar a sus compañeros. Solo él y su amigo Estanislado logran sobrevivir, aunque con heridas graves. Con el brazo destrozado, intenta arrastrar a Estanislado fuera del agua, pero este muere poco después. La escena es angustiosa: el hijo trata de reanimarlo, de mantenerlo con vida, pero es en vano.
Al día siguiente, un agente de migración lo encuentra junto al cadáver. Tras una breve conversación, en la que el hijo explica cómo fueron atacados sin siquiera ver a sus agresores, el agente le concede dinero para regresar a su tierra y le advierte que no vuelva a aparecer por ahí. Así, derrotado y herido, el hijo regresa a su pueblo, llevándose solo la tristeza y el recuerdo del fracaso.
De nuevo en el presente, el diálogo con el padre continúa. En lugar de consolarlo, lo reprende duramente, lo llama ingenuo y le anuncia una nueva desgracia: durante su ausencia, su mujer, Tránsito, se fue con un arriero y él, el padre, vendió la casa para pagar los gastos de manutención de los niños. Le dice que aún le debe treinta pesos. El hijo, sorprendentemente resignado, acepta la noticia sin inmutarse. Quiere encontrar trabajo para pagarle al padre lo que le debe. Entonces le pregunta por dónde se fue Tránsito y, al obtener una vaga respuesta, se marcha en su busca, diciendo que volverá.
El cuento termina con un tono de total desencanto. El hijo se va por «ahí», del mismo modo en que llegó: sin certezas, sin apoyo, con el fracaso a cuestas y enfrentando una vida de abandono y desarraigo. La historia no solo revela el drama de la migración y la pobreza, sino también el deterioro de los lazos familiares, la soledad, la indiferencia y la pérdida de esperanza que atraviesan a los personajes. El relato de Rulfo, profundamente humano, muestra a un hombre que lo ha perdido todo: la familia, el hogar, los sueños y hasta la posibilidad de redención.
Personajes de Paso del Norte, de Juan Rulfo.
El personaje central es el hijo, un hombre adulto que, al inicio del cuento, busca desesperadamente una salida a la miseria en la que vive con su esposa y sus cinco hijos. Está agobiado por la pobreza y siente que no tiene opciones en su tierra natal. Su antiguo oficio de comerciante de puercos ya no le permite alimentar a su familia, por lo que decide emigrar al Norte, a Estados Unidos, convencido por los rumores de éxito y abundancia que circulan entre sus conocidos. El hijo representa a miles de hombres pobres que, acorralados por la falta de oportunidades, abandonan sus raíces y a sus familias para buscar en otros lugares la posibilidad de sobrevivir. A pesar de su determinación, también es un personaje vulnerable, sensible a los afectos, con una profunda necesidad de reconocimiento y cariño por parte de su padre. Durante su conversación inicial, se evidencia una relación marcada por el abandono emocional y la falta de guía paterna. A pesar de sus carencias, el hijo aún conserva la esperanza de poder construir algo mejor. Cuando finalmente regresa herido, derrotado y sin ilusiones, su resignación lo convierte en un personaje trágico: ha perdido todo, incluso lo poco que tenía, y se enfrenta con estoicismo a una nueva desolación. Su voz es la que estructura gran parte del relato y, a través de ella, conocemos su viaje físico y emocional.
El padre es el segundo gran personaje de la historia. Se trata de un hombre viejo, amargado, cínico y parco en afectos. Desde el principio, muestra desinterés por los problemas de su hijo y se niega a ayudarlo. Su actitud es dura, sarcástica e incluso cruel. No solo niega el cuidado de los nietos, sino que reprocha constantemente las decisiones de su hijo, le recuerda su independencia como un reproche y rehúye toda responsabilidad sobre su bienestar. Es un personaje complejo que, tras una vida de pérdidas y abandono, parece haber endurecido su corazón: ha quedado solo tras la muerte de su esposa y su hija y considera la llegada de su hijo más una molestia que una oportunidad de reconciliación. No obstante, bajo su dureza se filtra ocasionalmente una sombra de resentimiento y dolor, como cuando menciona el vacío que le dejó la muerte de su familia o cuando reconoce, aunque de forma amarga, que su hijo aún lo recuerda. A pesar de su frialdad, cuida finalmente a los nietos durante la ausencia del hijo, pero cobra por ello, vende la casa familiar y deja a su hijo aún más despojado. Su figura puede interpretarse como símbolo de una generación endurecida por la necesidad, incapaz de transmitir afecto o de imaginar una vida distinta.
Un personaje que está muy presente en el relato, aunque no aparece directamente, es Tránsito, la esposa del hijo. Es mencionada en varias ocasiones y se vuelve un punto central en la discusión entre padre e hijo. Sabemos que el padre nunca la aceptó, que la despreciaba y la trataba con desdén, lo que provocó un distanciamiento en la familia. Tránsito aparece, sobre todo, como figura de la mujer joven y empobrecida, atrapada en una vida sin salida, que finalmente decide marcharse con otro hombre durante la ausencia del marido. Su abandono al final del cuento no se narra con dramatismo, sino con frialdad, como un hecho más en una cadena de despojos. Sin embargo, su acción es decisiva: su huida marca el punto final de la ilusión del hijo y su total derrota emocional.
El agente migratorio que interroga al hijo cuando regresa herido a territorio mexicano también es un personaje secundario relevante. Su papel es breve, pero contundente. Representa a las autoridades fronterizas, que actúan desde la sospecha, la violencia y la burocracia. Inicialmente es brutal y autoritario, y golpea al hijo sin escuchar su versión. Sin embargo, al ver su herida y su estado, se apiada de él y le da algo de dinero para regresar. Su ambigüedad —entre el abuso de poder y la caridad cínica— refleja la manera en que el sistema trata a los migrantes: como cuerpos desechables que deben desaparecer rápidamente del paisaje.
Finalmente, Estanislado, el amigo que acompaña al hijo en su intento por cruzar la frontera, cumple un papel fundamental en la historia. Es quien lo convence de ir al Norte y quien muere trágicamente durante el cruce. Su presencia encarna la dimensión fraternal y solidaria, pero también la tragedia del migrante que no sobrevive. Estanislado, agonizante, le pide ayuda al protagonista, y este hace todo lo posible por salvarlo. Su muerte simboliza el fracaso absoluto del proyecto migratorio, la promesa rota, y deja al protagonista solo con el peso del recuerdo y la culpa.
Comentario y análisis de Paso del Norte, de Juan Rulfo.
«Paso del Norte», cuento de Juan Rulfo incluido en su libro El Llano en llamas (1953), es una narración breve pero intensa que aborda el drama humano de la migración forzada, el abandono, la pobreza extrema y la fragilidad de los vínculos familiares. A través de una estructura basada principalmente en el diálogo y el testimonio, Rulfo construye una historia profundamente humana, donde los personajes no son héroes ni víctimas ideales, sino personas comunes enfrentadas a circunstancias extremas.
El cuento se articula en dos planos narrativos. Por un lado, está el diálogo entre un padre y su hijo, que se convierte en un cruce de reproches, desencuentros y heridas del pasado. Por otro, el relato que el hijo hace de su fallido intento por cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Ambos planos se entrelazan sin necesidad de un narrador externo que los guíe, por lo que el lector debe completar los huecos y reconstruir la historia a partir de lo que los personajes dicen, callan o sugieren. Esta forma de narrar, que exige atención activa del lector, es una de las características más notables del cuento.
Uno de los aspectos centrales de la historia es el tema de la migración. El hijo, empujado por la necesidad, decide dejar a su familia para buscar trabajo «en el Norte», como han hecho otros antes que él. Su decisión no está motivada por ambiciones personales, sino por el hambre, la falta de oportunidades y la desesperación. El cuento refleja con precisión la experiencia de muchos migrantes que, como él, parten con la esperanza de encontrar algo mejor y acaban enfrentándose a una realidad mucho más cruel: violencia, engaños y muerte. La travesía del río que separa México de Estados Unidos no se presenta como un rito de paso heroico, sino como una emboscada brutal que desmantela las ilusiones del protagonista. El Norte prometido se convierte en un lugar de muerte.
Además de tratar la migración, el cuento reflexiona sobre el vínculo entre padres e hijos, particularmente cuando este se ha erosionado por años de silencio, desconfianza y distancia emocional. El diálogo entre el padre y el hijo está cargado de reproches mutuos. El hijo acusa al padre de no haberlo criado con afecto, de no haberle enseñado un oficio, de haberlo lanzado a la vida sin preparación. El padre, por su parte, responde con dureza y le recuerda que ya era un adulto cuando se fue de casa y que debe hacerse responsable de su familia. A pesar del tono a veces violento de sus palabras, se percibe en el padre cierta amargura y resignación, que delatan una vida marcada por la pérdida: ha visto morir a su mujer y a su hija, y después marchar a su hijo. Es un personaje endurecido que ha reemplazado el afecto por una lógica de supervivencia.
En cuanto al estilo, el cuento se sustenta principalmente en el uso del diálogo y la oralidad. Rulfo no utiliza un narrador omnisciente tradicional. En su lugar, los personajes hablan, cuentan, se interrumpen y se contradicen. Esta elección literaria le otorga al relato un ritmo particular, similar al de una conversación real. Pero no se trata solo de una cuestión de forma: la oralidad también permite al autor captar con precisión la manera en que los personajes perciben el mundo, cómo lo expresan y, sobre todo, cómo se relacionan entre sí. El lenguaje del cuento es directo, a veces áspero, y no tiene adornos innecesarios. Sin embargo, en esa aparente sencillez se esconden capas de profundidad y significado. Cada frase, cada respuesta, está cargada de historia y de tensión.
Otro elemento importante del cuento es la ausencia de sentimentalismo. A pesar de que lo que se narra es profundamente doloroso —la pobreza, la muerte de un amigo, el abandono de la esposa, la pérdida del hogar—, Rulfo nunca recurre al dramatismo fácil. Todo se cuenta con una frialdad que resulta aún más conmovedora. El hijo no llora, no grita ni se queja abiertamente; simplemente relata lo ocurrido con la misma naturalidad con la que se enumeran los fracasos en una vida donde ya nada sorprende. Esta frialdad no significa falta de emoción, sino todo lo contrario: es una forma de representar cómo el sufrimiento constante termina por volverse cotidiano.
El título del cuento, Paso del Norte, no es casual. Alude al punto geográfico donde se cruza la frontera, pero también tiene un valor simbólico. El «paso» remite al tránsito, al cambio, al intento de dejar atrás una vida miserable para empezar una supuestamente mejor. Pero ese paso es también una trampa, un lugar de muerte donde lo que se pretendía dejar atrás se multiplica en forma de pérdida. El título también puede interpretarse como una referencia a los caminos sin retorno, a esos viajes que se emprenden creyendo que hay una salida, pero que solo conducen a nuevas formas de despojo.
Un elemento especialmente significativo para comprender el sentido del cuento es la diferencia entre las expectativas y el impacto real de las decisiones. El hijo parte convencido de que cruzar la frontera le traerá dinero, trabajo y dignidad. Ha oído historias de quienes han vuelto con aparatos modernos y prosperidad. Pero esas historias, como el gramófono del Carmelo, resultan ser ilusiones aisladas. Cuando regresa, no solo ha perdido el tiempo y la salud, sino también a su familia y su casa. Solo le queda una tierra vacía, una paternidad quebrada y un futuro incierto.
En definitiva, «Paso del Norte» es un relato que muestra con una claridad desgarradora el fracaso de las promesas económicas, el desgaste de los lazos familiares y la crudeza de la vida en los márgenes. A través de una estructura dialogada, un lenguaje austero y una visión profundamente humana, Rulfo retrata una situación que sigue siendo actual: la migración como consecuencia de la desesperanza, la disolución de la familia como resultado del abandono y la lucha constante del ser humano por no desaparecer del todo. Quien se acerque a este cuento debe ser consciente de que la historia no está hecha para entretener, sino para invitar a reflexionar sobre lo que ocurre cuando una sociedad no ofrece alternativas a quienes menos tienen y cuando incluso los vínculos familiares se rompen bajo el peso de la necesidad.
