Stephen King: Popsy. Resumen y análisis

Stephen King - Popsy. Resumen y análisis

Resumen del argumento: Sheridan, un hombre acorralado por las deudas de juego, secuestra niños para entregarlos a una red clandestina a cambio de dinero. Un día, en un centro comercial, se topa con un niño solo y asustado que busca a su «Popsy», su abuelo. Fingiendo ayudarlo, Sheridan lo engaña y lo lleva en su furgoneta. Sin embargo, durante el trayecto, el niño comienza a comportarse de forma extraña: muestra una fuerza inusual, tiene dientes afilados y asegura que su abuelo puede olerlo, que es muy fuerte y que puede volar. A medida que avanzan hacia el lugar de entrega, Sheridan empieza a sospechar que el niño no es lo que parece. Finalmente, en una carretera solitaria, una criatura monstruosa y alada, Popsy, desciende sobre la furgoneta, se abalanza sobre Sheridan y lo mata brutalmente. El niño, seguro y a salvo, bebe la sangre de su captor bajo la atenta mirada de su abuelo. El cuento termina revelando que el niño pertenece a una familia de seres vampíricos y que el verdadero peligro no era la criatura sobrenatural, sino el hombre que intentó hacerle daño.

Stephen King - Popsy. Resumen y análisis

Advertencia

El resumen y análisis que ofrecemos a continuación es sólo una semblanza y una de las múltiples lecturas posibles que ofrece el texto. De ningún modo pretende sustituir la experiencia de leer la obra en su integridad.

Resumen de Popsy, de Stephen King.

Sheridan es un hombre desesperado y sin escrúpulos, atrapado en un círculo de deudas cada vez más profundas debido a su adicción al juego, especialmente a las cartas. Ha perdido casi todo lo que tenía y, ante la amenaza real de sufrir una brutal represalia por parte de los matones de un prestamista llamado Mr. Reggie, se ve obligado a trabajar para un hombre conocido como «el Turco» o «Mr. Wizard». Este individuo le ha propuesto una solución a sus deudas: secuestrar niños para él. Aunque al principio Sheridan sintió una fuerte culpa, con cada nuevo secuestro esa sensación se fue atenuando, reemplazada por una fría eficiencia.

La historia comienza cuando Sheridan, rondando un centro comercial en su furgoneta, observa a un niño pequeño, de unos cinco o seis años, que ha salido solo por la puerta principal del centro comercial bajo un letrero de luces rojas. El niño, claramente perdido y al borde del llanto, busca con desesperación a su «Popsy», el cariñoso nombre que usa para referirse a la persona que lo cuida, probablemente su abuelo. Sheridan, viendo la oportunidad perfecta para cumplir con su «trabajo», se acerca con una actitud amigable y tranquilizadora, fingiendo ayudarlo a buscar a su abuelo. La escena se desarrolla con tensión, ya que hay un guardia de seguridad cerca, pero distraído hablando con una empleada del centro comercial. Sheridan aprovecha el descuido para persuadir al niño y llevárselo a su furgoneta.

Con una mezcla de habilidad y manipulación, Sheridan convence al niño de que ha visto a su Popsy en las cercanías de un McDonald’s, al otro lado del estacionamiento. Lo conduce hasta la furgoneta, lo ayuda a subir y lo encierra. Durante el trayecto, mientras conduce por caminos secundarios rumbo a la casa del Turco, el niño empieza a comportarse de forma extraña. Aunque parece asustado, también muestra momentos de confianza e incluso desafía a Sheridan, advirtiéndole de que su Popsy lo encontrará y entonces se arrepentirá de haberlo secuestrado.

Poco a poco, Sheridan empieza a notar cosas inquietantes. El niño es físicamente más fuerte de lo que aparenta y, cuando intenta sujetarlo con unas esposas, el chico lucha con una ferocidad sorprendente, lo muerde con una fuerza que le causa heridas profundas y casi logra escapar. Más tarde, cuando el niño tira de la barra metálica a la que está esposado, la tuerce con una facilidad antinatural. Además, hay algo raro en su olor: una mezcla entre barro, sudor y algo químico corrosivo, como batería quemada.

A lo largo del viaje, el niño sigue lanzando advertencias cada vez más perturbadoras: su Popsy puede olerlo, su Popsy puede volar. Sheridan, nervioso, intenta ignorarlo, pero el miedo empieza a apoderarse de él. Pronto atraviesan una zona pantanosa y solitaria. En ese momento, ocurre algo aterrador: una enorme criatura aterriza sobre la furgoneta. A través del parabrisas, Sheridan ve una membrana alada cubriendo todo. El niño grita emocionado al reconocer a su Popsy.

La criatura que hay en el techo del vehículo no es humana. Cuando ataca, lo hace con una violencia y fuerza sobrenaturales. Primero arranca la jeringa que Sheridan había preparado para sedar al niño (junto con dos de sus dedos), luego arranca la puerta del conductor y extrae a Sheridan del vehículo con garras que se clavan en sus hombros. Se trata de Popsy, una criatura alada de ojos verdes que se tornan rojos, que viste una capa negra forrada en seda roja y una corbata azul, tal y como el niño había mencionado. Tiene un aspecto imponente y terrorífico, y su presencia infunde la certeza de que no pertenece a este mundo.

Popsy le habla a Sheridan con una voz calmada y profunda, como la de un anciano, pero impregnada de amenaza. Le explica que habían ido al centro comercial porque su nieto quería figuras de los Ninja Turtles y le reprocha no haberlos dejado en paz. Luego, con una uña gruesa y afilada, le corta el cuello. Mientras la sangre brota, el niño —su nieto— recoge el líquido con sus manos y bebe, saciando su sed como si bebiera de una fuente. En los últimos instantes de conciencia de Sheridan, observa esta escena final: el niño bebiendo de su cuello como si fuera agua fresca y Popsy acariciándole el cabello con ternura.

Este desenlace deja claro que ni el niño ni su Popsy son humanos. Todo lo que parecía extraño —su fuerza, su resistencia, sus dientes afilados, el olor, las advertencias— encajaba finalmente en una siniestra verdad: el niño es una criatura vampírica y su abuelo, Popsy, es un ser monstruoso, ancestral, poderoso y protector. Sheridan, que comenzó como depredador, termina siendo la presa. La historia concluye con una radical inversión del poder, donde el supuesto victimario es brutalmente castigado por sus crímenes y el niño queda a salvo, abrazado por la sombra protectora de su terrible y amoroso Popsy.

Personajes de Popsy, de Stephen King.

Sheridan es el protagonista del cuento, aunque no en el sentido heroico del término. Es un personaje oscuro y contradictorio, que se mueve entre la desesperación y la amoralidad. Su principal rasgo de carácter es su adicción al juego, un vicio que ha destruido su vida y lo ha llevado a aceptar trabajos terribles con tal de sobrevivir. Su perfil psicológico está cuidadosamente delineado: en apariencia no es un monstruo, sino un hombre ordinario que ha cruzado muchas veces la línea de lo permitido, hasta perder toda referencia moral. Aunque en algunos momentos experimenta una forma superficial de culpa —recuerda que en sus primeros secuestros no podía dormir—, ya ha aprendido a callar la voz de su conciencia. Su actitud con el niño es la de un depredador que se disfraza de protector, manipulador y eficiente. Intenta justificar sus actos como producto de la necesidad, pero su comportamiento revela frialdad y un cálculo meticuloso. El lector acompaña a Sheridan durante todo el cuento desde su perspectiva, lo que permite observar de cerca sus miedos, su nerviosismo creciente y, finalmente, su espanto cuando la situación escapa por completo de su control.

El niño no tiene nombre en el cuento, pero su presencia es central desde el primer momento. Al principio, se presenta como una figura vulnerable: un niño pequeño, de unos cinco o seis años, visiblemente angustiado, solo en el centro comercial, buscando desesperadamente a su abuelo, a quien llama «Popsy». El hecho de que lo llame «Popsy» con una carga afectiva y casi entrañable contribuye a crear la ilusión de que es una víctima típica y frágil. Sin embargo, conforme avanza la historia, su comportamiento comienza a mostrar matices inesperados. Aunque llora y parece aterrorizado, también hay momentos en los que se muestra lúcido, firme e incluso desafiante. A medida que el relato avanza, su lenguaje se vuelve inquietante: afirma que su Popsy puede olerlo, que puede volar, que vendrá a buscarlo. También demuestra una fuerza física sorprendente para su edad y una capacidad de lucha que supera con creces la de un niño normal. Muerde con una violencia que hiere profundamente a Sheridan, tuerce con sus propias manos una barra de metal y resiste el secuestro con una tenacidad feroz. Todos estos indicios sugieren que no es un niño humano ordinario, sino una criatura de otra naturaleza, perteneciente a un mundo oculto que se revela por completo al final. La fuerza de este personaje radica en su doble juego: se presenta como un niño perdido y asustado, pero termina siendo parte de una familia monstruosa y sobrenatural que actúa con una justicia implacable contra quienes lo amenazan.

Popsy, el abuelo del niño, aparece al final del relato, pero su figura está presente desde el principio, como una sombra que se proyecta sobre la historia. Aunque el niño lo nombra con afecto, lo que sugiere un vínculo amoroso, su aparición es sobrecogedora. Se trata de una criatura voladora, poderosa, con garras y alas membranosas, ojos que cambian de color y una presencia que infunde terror. Su actitud con Sheridan es implacable: lo castiga sin miramientos y lo destruye física y simbólicamente. Sin embargo, con su nieto es tierno, comprensivo y protector. Este contraste lo convierte en una figura doble: por un lado, un monstruo despiadado; por otro, un abuelo amoroso. Su carácter representa una fuerza ancestral que protege a los suyos con violencia si es necesario. Aunque no se le da mucho desarrollo como personaje, su impacto simbólico es enorme, ya que encarna una justicia sobrenatural que se impone allí donde la justicia humana ha fracasado.

Entre los personajes secundarios se encuentran el guardia de seguridad y la empleada del centro de información del centro comercial. No tienen nombres ni participan activamente en la trama, pero su presencia refuerza el contexto realista del comienzo del cuento. El guardia, al estar distraído, no interviene a tiempo para evitar el secuestro del niño, lo que aumenta la tensión de la escena y deja en evidencia la vulnerabilidad del entorno urbano frente a predadores como Sheridan. Ambos funcionan más como parte del decorado social que como verdaderos actores, pero su papel subraya la indiferencia del mundo ante lo que está ocurriendo.

Otro personaje importante, aunque no aparece directamente en la acción, es Mr. Reggie, el prestamista al que Sheridan debe dinero. A través de los recuerdos del protagonista, se revela como una figura fría y amenazante, con poder suficiente para usar la violencia sin sentir remordimientos. Es él quien pone en contacto a Sheridan con el Turco, otro personaje que tampoco aparece directamente, pero cuya sombra planea sobre el cuento. El Turco —o Mr. Wizard— es quien organiza la red de tráfico de niños.

Comentario y análisis de Popsy, de Stephen King.

Popsy, de Stephen King, es un cuento que puede leerse como una historia de horror con tintes sobrenaturales, pero también como una fábula moral sobre el castigo y la justicia. Aunque breve, está construido con precisión para que el lector recorra un camino que va desde lo cotidiano hasta lo monstruoso, desde un mundo realista y reconocible hasta una irrupción final que desborda las fronteras de lo conocido. Esa progresión, que va de lo posible a lo imposible, es una de las claves del relato.

La historia se centra en Sheridan, un hombre al borde del colapso económico por su adicción al juego. Para pagar sus deudas, comienza a secuestrar niños para entregarlos a una red de trata cuyo propósito se mantiene oscuro, pero que claramente implica explotación y sufrimiento. A lo largo del cuento, se nos muestra su rutina, su forma de actuar, su forma de calmar sus propias dudas morales y su esfuerzo por convencerse de que actúa por necesidad. King nos permite ver el mundo a través de sus ojos, sin justificarlo, pero permitiéndonos observar cómo racionaliza su crimen. Es en este punto donde aparece una tensión importante en el cuento: el horror no proviene primero de lo fantástico, sino de lo humano. Sheridan es un personaje que refleja lo que puede pasar cuando alguien justifica cualquier acción con tal de sobrevivir o satisfacer sus impulsos. El mal que representa no es llamativo ni espectacular, sino frío, calculado y realista.

Lo interesante es cómo King contrapone ese mal humano con una figura sobrenatural que aparece al final: Popsy, el abuelo del niño, una criatura que no pertenece al mundo humano y que encarna una forma muy diferente de poder. A lo largo del cuento, el niño menciona a su Popsy con insistencia y lo describe como alguien que puede olerlo, que es fuerte y que puede volar. Al principio, estas frases pueden parecer delirios de un niño asustado. Sin embargo, el cuento va sembrando pistas que poco a poco van alterando esa percepción: la fuerza del niño, sus dientes afilados, la manera en que lucha y el extraño olor que lo rodea. Todo eso prepara al lector para el giro final, cuando Popsy aparece de verdad: una criatura con alas, garras y una fuerza descomunal que castiga a Sheridan de forma brutal y definitiva.

Desde el punto de vista temático, Popsy trabaja con la inversión de roles. Lo que parece una víctima —el niño— se revela como parte de una familia poderosa y peligrosa, y quien parecía tener el control —el secuestrador— termina siendo destruido. En ese sentido, la historia se puede leer como una lección sobre las consecuencias de los actos, pero con un enfoque fantástico. El castigo no proviene de la ley ni de la sociedad, sino de algo más allá, algo que impone una justicia salvaje. Esta idea tiene un importante peso simbólico: los monstruos humanos son castigados por monstruos sobrenaturales, como si la justicia que no puede darse en el mundo real se realizara a través de lo fantástico.

Desde el punto de vista literario, King utiliza varios recursos para construir la tensión narrativa. El cuento está contado en tercera persona, pero se centra casi completamente en la mente de Sheridan. Así, el lector puede compartir sus pensamientos, dudas, estrategias y miedos. Aunque no simpatizamos con él, sí entendemos su lógica, lo que hace que el final sea aún más impactante. King dosifica la información con cuidado: nos muestra lo justo para mantenernos en el terreno de lo posible, pero sugiere lo suficiente como para que, cuando aparece el elemento fantástico, no resulte del todo inesperado. Esa transición sutil del realismo al horror sobrenatural es una de las características más destacadas de su estilo.

También es importante señalar el ritmo del cuento. Comienza de forma pausada, con descripciones detalladas del entorno y del comportamiento de Sheridan, pero a medida que avanza, se vuelve más rápido y tenso, hasta llegar a un clímax violento y vertiginoso. El lenguaje es directo, sin adornos innecesarios, lo que hace que la historia sea fácil de leer. Los diálogos, especialmente los de Sheridan y el niño, están cargados de dobles sentidos. Mientras Sheridan cree que está manipulando al niño, el lector empieza a intuir que es el niño quien, con sus palabras, está anunciando algo mucho más terrible.

Un detalle que merece la pena destacar es el uso del nombre «Popsy». En inglés, es una forma afectuosa de llamar a un abuelo o figura paternal. Ese tono familiar contrasta con la verdadera naturaleza del personaje: no es un anciano cualquiera, sino una criatura monstruosa con habilidades inhumanas que se mueve en la noche. El efecto que produce este contraste es potente: lo que al principio parecía una historia sobre un niño perdido termina siendo una historia sobre una criatura vengadora, y esa inversión es lo que le da al cuento su fuerza.

En definitiva, Popsy puede leerse como un cuento de terror, pero también como una advertencia. No todo es lo que parece. Las víctimas pueden no ser tan indefensas como creemos y quienes abusan de los demás pueden encontrarse con consecuencias inesperadas. Lo fantástico aquí no es un simple adorno, sino el instrumento de una justicia que no encuentra otro camino. King logra construir una historia inquietante a través de una estructura sencilla y un estilo directo, donde lo real y lo sobrenatural se cruzan para mostrar que, en ocasiones, el verdadero terror no es lo monstruoso, sino lo humano. Y que, a veces, solo lo monstruoso puede ponerle fin.

Stephen King - Popsy. Resumen y análisis
  • Autor: Stephen King
  • Título: Popsy
  • Título Original: Popsy
  • Publicado en: Masques II (1987)
  • Aparece en: Nightmares & Dreamscapes (1993)

No te pierdas nada, únete a nuestros canales de difusión y recibe las novedades de Lecturia directamente en tu teléfono: