Guy de Maupassant: Abandonado
—Es preciso estar loca para salir al campo a estas horas con un calor tan insufrible. De dos meses a esta parte, se te ocurren ideas muy extrañas. A la
—Es preciso estar loca para salir al campo a estas horas con un calor tan insufrible. De dos meses a esta parte, se te ocurren ideas muy extrañas. A la
La viuda de Paolo Saverini vivía sola con su hijo en una pobre casa de las afueras de Bonifacio. La ciudad, construida en un saliente de la montaña, por algunos
—¡La Nochebuena! ¡Ah la Nochebuena! Jamás celebraré yo la Nochebuena… Y Enrique Templier decía esto con una voz tan furiosa como si se le propusiera una infamia. Los otros, riendo,
El sol del mediodía cae en amplia lluvia sobre las praderas, que se extienden, ondulantes, entre los bosquecillos de las granjas y los diversos sembrados; los centenos maduros y los
El tren acababa de salir de Génova, y se dirigía hacia Marsella, siguiendo las profundas ondulaciones de la larga costa rocosa, deslizándose como serpiente de hierro entre mar y montaña,
Todos rodeaban al señor Bermutier, juez de Instrucción, que refería el suceso misterioso de Saint-Cloud. Aquel inexplicable crimen, que había aterrado a París, no era comprendido por nadie. El señor