Arturo Uslar Pietri: Los ganadores
Una vez el mundo se acabó por la sequía. Acaso, el último testigo fue un bibliotecario. Dejó de llover. Pasaban los meses y el cielo permanecía azul, limpio, seco. Toda
Una vez el mundo se acabó por la sequía. Acaso, el último testigo fue un bibliotecario. Dejó de llover. Pasaban los meses y el cielo permanecía azul, limpio, seco. Toda
La asamblea anual de la Fauna Artística y Literaria fue convocada, en primera citación, a las 20 horas, y en segunda a las 21, pero solo se logró el quorum
—Sí —dijo el narrador—, yo la conocí a la Gran Emperatriz, y porque la conocí les digo que los que la alaban y la lloran, los que escriben la crónica
Desde que el ministro entró a su salón a las siete de la mañana, a recogerla para la jira campestre, Inés supo que no era un hombre común y que
El historiador arábigo El Ixaquí refiere este suceso: «Cuentan los hombres dignos de fe (pero sólo Alá es omnisciente y poderoso y misericordioso y no duerme), que hubo en El
Cuando los vecinos de la manzana se enteraron de la composición que había escrito Jules, decidieron definitivamente que el muchacho estaba loco. Hacía tiempo que lo sospechaban. Su mirada inexpresiva